jueves, 13 de diciembre de 2012

LLEGAN LOS OCHENTA

Llegan los ochenta años
corriendo por la anciana vida
con ochenta ríos de sangre
empapando las venas
que riegan los recuerdos
donde florece el deseo
de tener un final eterno.

Con la imposible tarea
de hacer de la vida balance,
vienen a mi los recuerdos
de las canciones de cuna
en los brazos de mi madre,
cuando no existía calendario
en el pueblo de Casaio.
El tiempo era tan largo,
que no había después ni antes,
donde no estaba mi padre,
había ido a una guerra
a librarse de que lo maten.

Entre la vida y el sueño
la esperanza es muy grande,
las estrella en la noche,
las pisadas por la calle,
en la oscura madrugada
de la vida que se acaba,
cuando las campanas llaman
para que vayan las almas.

 Con los años viene el pensar
y el despertar de la esperanza,
de tantas y tantas primaveras
en el recuerdo amontonadas,
como si fueran monedas
que no valen para nada,
ni para comprar el alma.
que voy por la vida buscándola
y no he podido encontrarla.
Sé que está dentro de mi
y viene conmigo a todas partes,
pero no puedo acariciarla,
es como una oscura sombra,
que camina por la esperanza
en una noche sin luna,
buscando la madrugada
sin pensar en la llegada,
dejando correr los años
de esta vida que se acaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario