pero, ahora que soy viejo,
voy buscando con empeño
aquello que no comprendo.
Cuando el fervor despierta
se abren las puertas del cielo,
y mi ilusión se hace verso
que resuena en la vida eterna.
Hasta puedo entrar en el paraíso
y gozar del eterno amor
que me está enviando el Señor
por medio de su Hijo.
Yo no entiendo, Señor mío
dónde está aquello que espero;
pero, cuando yo rezo el Credo,
puedo adivinar mi destino.
Todo el confuso temor
que camina por el mundo,
se vuelve un fervor fecundo
que acaricia la razón.
Dios nos ofreció la salvación
con su divino sacrificio,
para que podamos ser dignos
de sentir su divino amor.
Cuando habla la vejez,
despierta la razón....
Vuestro amigo Anselmo Prada León
