sábado, 22 de diciembre de 2012

ES LA EDAD LA QUE EL AMOR ALCANZA

Es la edad la que el gran amor alcanza,
haciendo con la paz un feliz contrato
de pasar con ella un dichoso rato,
bajo el encanto de aquello que abraza.

con la edad llega siempre la amenaza
de rematar aquel seguro trato
y conservarlo como un retrato,
que la muerte con su poder aplaza.

Yo ante la edad inclino la cabeza
y ante ella fervientemente me confieso
para espantar mi anciana tristeza.

Con la edad voy sintiendo yo el progreso
que me libra de la humana torpeza
y me ayuda a alcanzar el eterno cielo.

LA EDAD ACARICIA LA MENTE

La edad siempre acaricia la mente
y tiene presente el feliz momento
en que se ausenta del pensamiento,
aquello que va viviendo eternamente.

La edad se aferra a la fe omnipotente
que abraza nuestro propio sentimiento,
para alcanzar aquel feliz encuentro
de la gloria que tiene siempre presente.

La edad se reencuentra con lo esperado
después de traspasar aquel destino
que el Supremo Hacedor le había prestado.

Es tanto lo que la edad ha vivido,
que se olvidó del eterno calvario
que Cristo le había prometido.

LA EDAD SIEMPRE CAMINA

La edad va hacia aquella alta almena
donde está el corazón preso y cautivo,
esperando el espíritu fugitivo
que va buscando romper su cadena.

La edad siempre camina por la pena
que envuelve el más tremendo olvido,
que ha tenido en el mundo nigún ser vivo
que ha vivido en la esperanza tan buena.

Voy caminando hacia el eterno encuentro,
llevando aquello que en mi pecho ardía
y guardando la devoción mía dentro.

Sabiendo que Dios alienta la vida
y es de la sabiduría el gran maestro
que da el eterno amor que no se olvida.



MI ANCIANA EDAD

 
La anciana edad por mi cuerpo resbala
y con su peso tiemblan mis deseos
de querer alcanzar el eterno cielo,
dejando atrás esta vida tan mala.
 
Pienso llegar donde nada se acaba,
donde están la arcángeles en celo
y ante sus deseos yo me desvelo
porque la edad a mi me acompaña.
 
Ante la edad yo no tengo malicia,
todo es como una feliz espera
que transita por la vida sin prisa.
 
Para ella todo es feliz primavera
cuando descubre la mejor sonrisa
y alcanza la paz que la edad espera.

jueves, 13 de diciembre de 2012

LLEGAN LOS OCHENTA

Llegan los ochenta años
corriendo por la anciana vida
con ochenta ríos de sangre
empapando las venas
que riegan los recuerdos
donde florece el deseo
de tener un final eterno.

Con la imposible tarea
de hacer de la vida balance,
vienen a mi los recuerdos
de las canciones de cuna
en los brazos de mi madre,
cuando no existía calendario
en el pueblo de Casaio.
El tiempo era tan largo,
que no había después ni antes,
donde no estaba mi padre,
había ido a una guerra
a librarse de que lo maten.

Entre la vida y el sueño
la esperanza es muy grande,
las estrella en la noche,
las pisadas por la calle,
en la oscura madrugada
de la vida que se acaba,
cuando las campanas llaman
para que vayan las almas.

 Con los años viene el pensar
y el despertar de la esperanza,
de tantas y tantas primaveras
en el recuerdo amontonadas,
como si fueran monedas
que no valen para nada,
ni para comprar el alma.
que voy por la vida buscándola
y no he podido encontrarla.
Sé que está dentro de mi
y viene conmigo a todas partes,
pero no puedo acariciarla,
es como una oscura sombra,
que camina por la esperanza
en una noche sin luna,
buscando la madrugada
sin pensar en la llegada,
dejando correr los años
de esta vida que se acaba.