sábado, 22 de diciembre de 2012

LA EDAD ACARICIA LA MENTE

La edad siempre acaricia la mente
y tiene presente el feliz momento
en que se ausenta del pensamiento,
aquello que va viviendo eternamente.

La edad se aferra a la fe omnipotente
que abraza nuestro propio sentimiento,
para alcanzar aquel feliz encuentro
de la gloria que tiene siempre presente.

La edad se reencuentra con lo esperado
después de traspasar aquel destino
que el Supremo Hacedor le había prestado.

Es tanto lo que la edad ha vivido,
que se olvidó del eterno calvario
que Cristo le había prometido.

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