Caminante soy del camino
que no se hace al andar,
el que Dios marcó a cada hijo
que busca la eternidad.
Cristo nos dio la Palabra
que orienta nuestro caminar:
"Yo soy el camino y la vida"
que alienta nuestra verdad.
Así al nacer comenzamos
el camino que nos llevará,
junto a ese Dios celestial
que nos espera en la eternidad.
Dios grabó en mi frente,
por medio del Bautismo,
una senda, un camino,
para ir a nuestro destino.
Es un camino que podemos aceptar,
o también podemos rechazar;
sin olvidar que Dios Padre
nos ha dado la libertad.
Gracias Señor por entregar
a tu siervo la libertad,
y por las promesas de amor
que nos llevan a la eternidad.
Espero que no he de morir,
pues con Cristo estoy citado;
pienso seguir el Camino
que me llevará a su lado.