sábado, 24 de abril de 2010

LA ESTATUA DE PIEDRA

Estas Alfonsina clavada
en esa estatua de piedra,
que a todos nos recuerda,
que no se murió tu alma-
Tus ojos miran el mar
con furiosa tormenta,
que se estrella en la arena,
anunciando temporal.
A tu lado estoy presente,
recordando tu hazaña;
mientras la mar por tí llama,
para que vengas a verme.
Cómo envidio tu poesía,
al acriciar tu pétrea palma,
que penetra en mi alma
y tespasa la pena mía.
A tus plantas yo persigo,
acariciar el eterno cielo,
y postrado en el suelo,
te llamo con mis suspiros.
Escucha mi voz Alfonsina,
que te llama son aliento,
es tanto el amor que siento,
que todo ante tí se arrodilla.
Quisiera yo vivir tu muerte,
y acariciar tu mirada;
quisiera besar tu cara,
pero no seguir tu suerte.
Todo tu encanto Alfonsina
lleva el acento soberano,
de ese deseo soberano
que tu caricia divina.
Por eso te fuiste al mar
de esa platense playa,
donde la callada estatua,
mantiene tu recordar.
Pasaste la vida recitando,
desde tu corazón de piedra,
estando siempre atenta,
a lo que te estoy dedicando.
Cuando tu silencio me apena,
me alegra tu recuerdo;
quisiera entender
pero no puedo...
¿por qué ahogaste tu condena?
¿Sería acaso la locura
la que sofocó tu cerebro?
¿O sería el malvado dinero
el que compró tu cordura,?
Le pediste al mar su fiereza,
su yodo su sal, su tempestad,
toda su celestial inmensidad,
para ahogar tu tristeza.
El mar colmó tu empeño,
al ofrecerte la eternodad,
y dejarte como estatua de sal
adornando tus deseos.
Fuiste a buscar enel mar
lo que no hallabas en tierra,
querias con Dios hablar
para darle tu humana queja.
Estabas muriendo de amor,
sin poder nunca amar,
por eso te fuiste al mar
para ahogar tu dolor.
Quisiste apagar el fuego,
que ardía en tu corazón,
pero te asesinó el miedo
de lograr tu condenación.
Tú que soññaste Alfonsina,
en alcanzar la vida eterna,
no pudiste soportar la espera
y ahogaste tu triste vida.
Ten compasión Señor
de esa gran poetisal,
que no quiso sentir la caricia,
de alcanzar tu divino amor.
en toda la Argentina,
no hay un lucero mayor,
que el que lleva Alfonsina
dentro de su corazón.
Con ese radiente lucero,
es con el que redacta la poesía
este viejo Anselmo
que tanto admira a Alfonsina.

1 comentario:

  1. Estoy delante de la estatua,
    que Alfonsina tiene en la playa,
    donde estaba la placa de bronce que fue arrancada sin conciencia,
    solo quedó la desnudez
    de esa gran mujer,
    que buscó refugio en el mar
    para ocultar las ganas
    que siempre tuvo de llorar.

    Con su corazón de piedra,
    buscó la refulgente estrella
    para iluminar sus deseos;
    por eso se sumergió en el mar,
    para descubrir lo eterno
    de su alma inmortal.
    y buscar el consuelo
    a base de tanto llorar,
    por eso es tan salado el mar
    y salada es su alma inmortal.

    Las olas que tanto amaba,
    acariciaban sin cesar,
    aquella triste agonía;
    por eso quiso Alfonsina,
    abrazar toda su furia
    y sumergirse en el mar
    para toda la eternidad.

    En esa hermosa playa,
    de la ciudad de Mar del Plaata,
    puso Alfonsina su epitáfio
    con su deseo más sagrado,
    de que el mar perfumado
    que brilla con la blanca luna,
    se adornara con la espuma,
    al cubrir su sepultura,
    para que el agua salada,
    acaricie siempre su alma.

    Anselmo Prada León

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