Volando por ese jardín florido
iba aquella hermosa mariposa
dejando atrás la estela milagrosa
en el cauce del caudaloso río.
Iba sedienta de miel y de rocío
y en el florido rosal se posa
para chupar el néctar de la rosa
se estremece con el helado frío.
Al mirarla yo siento el deleite
de los misterios de la creación
del gusano que se transfiguró
sin saber lo que su corazón siente
al volar con el sol de flor en flor,
con la belleza que le dio el Creador.
Qué sabe el gusano que se arrastra por el suelo,
que un día será una hermosa mariposa y que
podrá volar de flor en flor.
lunes, 5 de enero de 2015
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