en la orilla de la playa,
me puse a considerar,
sobre los misterios del mar.
Tan enfurecido está
que las olas vienen y van,
parece que van a llegar,
pero se vuelven a alejar.
Qué fuerza más poderosa
es la que tiene el mar,
él conserva sus costas
que nadie puede alterar.
Con el baile de las olas
hasta los peces saben bailar,
mientras esperan encantados
que amaine el temporal.
Lo mismo que ese temporal,
son las humanas pasiones...
que, después de tanto pecar,
buscan a Quién las perdone.
Es la voz de la conciencia
la que oye el alma gritar...
Anselmo, ¿Dónde vas
con ese gran temporal.?